"...Quisiera ser, de mis sonetos, eco que dibuje colores de amapola..." Este espacio está dedicado a todos aquellos amantes de la poesía que, como yo, vivan la vida a través de los sentidos y los sentimientos, a tope, como se dice actualmente.
Poeta
sábado, 5 de febrero de 2011
MELANCOLÍA
Surcos tengo tantos hechos,
que apenas ánima los cubre;
de arados de miel
fueron hijos un día,
del secano y el barbecho.
Hoy yacen en las sombras,
de los huecos oscuros
de las cumbres.
Hoy, he roto el espejo.
EL VIENTO DE LAS RENDIJAS
Si miro los colores de mi cima,
los veo grises y opacos.
¿Qué fue de las ilusiones,
que tuve hace pocos años?
Si vuelvo la cabeza, brilla
a lo lejos, un sol que no me quema;
unos rostros, y me apena
el verlos tristes.
Si observo, el campo camina,
porque los olivos andan,
y las flores, y los cardos;
¡Hasta el labrador se marcha!
Si abro los ojos
es para despedir a alguien.
¿Por qué he de acostumbrarme?
No me gusta ver llorar al aire.
Si estoy ante el espejo,
comprendo cómo es que todo termina,
apunta mi rostro arrugas de viejo,
y en mi pelo, nieve deposita el tiempo.
Cuando busco dentro de mí,
sólo veo lágrimas, y luces amarillas,
y largos railes de tren, sí,
veo una roca durmiendo.
La luna blanca del asfalto,
no encuentra brechas
donde servir de cuna,
a una amapola que perdió el color;
a aquel débil rayo de la luna.
Y lleva tantas carreteras hechas,
que está cansada de promesas,
ahora quiere un sol caliente
y un cielo hermoso.
Si intento soñar, no puedo,
porque hay pesadillas de hierro
que destruyen mi reposo.
Un frío me arrulla,
y me envuelve el cuello.
Un calor de piedras
en mis ojos.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)